APUNTES DE VIAJE
Viajé a Lagos de Moreno (en los
merititos Altos de Jalisco) invitado por los organizadores del “Quinto
encuentro de poetas Francisco González León”. Grata experiencia. Mi participación
fue una charla “Desde el sur de la palabra” que me permitió referirme a varios
temas principalmente enfocados a mi trabajo literario y a los grandes que en
Chiapas han sido: Sabines, Rosario, Bañuelos etc.
Los dinámicos
organizadores, los poetas Berónica Palacios y Dante Alejandro pusieron todo su
empeño, su energía y pasión para que el evento estuviera redondo. Contaron con
el apoyo invaluable de Rocío Serrano, actriz y promotora cultural incansable de
Lagos. Faltó Mane, otro entusiasta a quien sólo conocí de referencia porque
estuvo enfermo.
Tuve la
oportunidad de conocer y charlar con Raúl Bañuelos, destacado poeta jalisciense
quien recibió el reconocimiento “González León” por su fructífera trayectoria.
Nos contagiamos con tantos y tantas poetas jóvenes y el entusiasmo por
expresarse. La poesía en voces variadas que nos hablaron de su particular
percepción del mundo. La otra posibilidad de ser.
Lagos de
Moreno es una ciudad mágica. Impecable, al grado de que me daba pena tirar una colilla
en sus limpísimas calles. Ahí platique en la imaginación con Demetrio Macías,
el personaje central de “Los de Abajo”, de Mariano Azuela, pionero de la
novela de la Revolución y nativo de
Lagos. Me impacto el hermoso teatro local, que en particular era una réplica en
pequeño del “Teatro Degollado” en Guadalajara.
El pueblo de
Lagos es amante del arte. Un buen público nos acompañó en las lecturas. La casa
de la cultura, de magnífica arquitectura, nos impactó. La Parroquia—así le
llaman-- a quien llamé catedral por su monumentalidad resguardan los restos
La memoria ya
archivo los buenos recuerdos de esos tres días. Ojalá que Dante, Bero y Rocío,
sigan contra viento y marea esta loable y noble tarea. La poesía bien vale una
misa…
Y de ahí partí
al amadamente odiado DF. Ahí asistí a una cálida cena con mis amigas Catthy
Fourez, académica francesa, doctorada con plus plus plus en literatura y con
Jussara Texeira, brasileira, un estuche de monerías: médico psiquiatra,
pintora, lectora crítica y hablándome en portuñol. Buen vino, mejor tequila y
quesos varios.
El fin de
fiesta se dio en Cuernavaca en el hotel del buen amigo y paisano Armando Rojas
Arévalo y su fiel escudera Rosaura, su pareja. Charla de amigos sobre
diferentes tópicos. Un viaje de pasadía al increíble Taxco con su catedral de
ángeles cachetones y un ambiente festivo de cerros de nunca acabar. Y
Tepoztlan, siempre en jolgorio. Todavía no les acabo de agradecer, en el
recuerdo, la anfitrionía tan especial de Armando y Ros. Ya saben, si van a
Cuernavaca, contacten con Armando. El espacio es bello, económico y hasta
piscina tiene. Ahí se ven. Ah, y apenas
me dio tiempo para saludar a otro querido amigo: Carlos Maciel “Kijano”,
destacado pintor, quien me regaló un hermoso cuadro que ya luce en un espacio
especial en casa.
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