Cuando el instante de Eros vibra en los versos de Blanca Rocío Serrano el tiempo se acompasa. Son húmedas las sílabas del cuerpo, sin importar que el amor haya pasado, esté presente o se sueñe. Cada renglón se unta al calor de la piel y en su cadencia, nombra lo deseable, lo querido. Las parejas pueden ser fugaces, pero las eterniza el recuerdo. La saliva y el sudor que corren dan un sentido preciso a la vida, existencia que al no comprarse, no exhibe fecha de caducidad. Los poemas de Visicitudes, muestran también la herida social de quienes desaparecen, en un dos tres, cual si obedecieran a un tronar de dedos.
Silvia Quezada
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