Berónica Palacios Rojas
El gran novelista francés Marcel Proust escribió una hermosa frase: “Seamos agradecidos con las personas que nos hacen felices; ellos son los encantadores jardineros que hacen florecer nuestro espíritu”. A pesar de su sencillez, esta cita guarda un profundo sentido de esa felicidad que se cultiva no sólo en la satisfacción personal, en la relación con nuestra familia o en la vida social, sino también en nuestra formación educativa, pues las maestras y maestros contribuyen, poco o mucho, en hacernos crecer con libertad, valores y plenitud.
Maestra María de Jesús
Haro del Real, usted pertenece a este ejército al servicio de la enseñanza:
docentes que no solamente nos instruyen en áreas específicas del conocimiento,
sino que entregan, con entusiasmo y vocación, su experiencia de vida y sus
mejores consejos.
Es por eso que hoy le
ofrezco mi gratitud por florecer conmigo, con mi generación y con todos
aquellos alumnos a quienes ha servido en su extensa y prestigiosa trayectoria,
desde sus diversos roles dentro de la Universidad de Guadalajara: ya sea como
académica, como funcionaria o como investigadora. Siempre encontramos en usted apertura,
disposición de servicio y, sobre todo, amor al prójimo, cualidades que requiere
quien decide dedicarse a esta profesión.
En la década de los
noventa, siendo yo estudiante de bachillerato, se instauró la Preparatoria
Regional de Chapala, dando continuidad a la labor que ya se había iniciado con
la Preparatoria por Cooperación durante casi tres décadas. Correspondió a usted,
maestra María de Jesús Haro del Real, ser nuestra primera directora, lo que me
llenó de orgullo, pues se convirtió en un ejemplo de conquista profesional para
las mujeres de la ribera y para quienes aspirábamos a continuar nuestros
estudios en la universidad, en un contexto donde un gran porcentaje de nuestras
madres aún se dedicaban sólo al hogar.
Con su habilidad
administrativa y capacidad para las relaciones públicas, coordinó cuantas
acciones fueron necesarias para consolidar esta comunidad educativa. Gracias a
su gestión, se adquirió un campo de futbol llamado popularmente Maracaná para construir la digna escuela
en la que ahora estamos, y consolidó un cuerpo de maestros entusiastas, además
de abrir las puertas a un mayor número de aspirantes al bachillerato.
Maestra María de Jesús Haro del Real quizá usted me recuerde como una ex alumna en esta marea de generaciones por en mi nombre, “B”, o quizá porque alguna vez en un acto cívico repitió “México, sí se puede…” como 20 veces; o de alguna manera también sé que ha seguido la pista a varios ex alumnos que supieron florecer. Hoy particularmente, me siento orgullosa de dirigirle estas palabras y saber que nuestra Biblioteca lleva su nombre. Asimismo, me reencuentro con una etapa que fue significativa, emotiva y de lucha en mi vida.
Gracias al impulso que
tuve del Programa Pro-becas que muy entusiastas dirigían el Mtro. Francisco
Mercado y la Mtra. María del Carmen Pérez logré sobrevivir en una Preparatoria
por Cooperación y formar parte de lo que sería, la Preparatoria Regional de
Chapala. Reitero mi gratitud primeramente a Ud., por dejarme conocer su lado
humano, a los que fueron mis profesores, los compañeros de generación y a particularmente
a mi madre que me enseñó de resiliencia. Asimismo, ofrezco ahora como maestra,
retribuir humildemente mi ayuda a que florezca la felicidad de quienes vienen
detrás.
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